Will Rodríguez: Sin lugar en la tierra, un libro importante

sábado, junio 27, 2015

Sin lugar en la tierra, un libro importante


Hace tres meses tuve el gusto de presentar en la FILEY 2015 El nido del cuervo, novela de Iván Espadas sobre un episodio de la II Guerra Mundial que junto con la que en esta ocasión nos reúne, del mismo autor, fue publicada este año por Libros en Red y financiada por el Conaculta y el Ayuntamiento de Mérida como resultado de la convocatoria del Fondo de Apoyo a la Producción Editorial. Ahora es el turno de Sin lugar en la tierra, un libro que explora la infancia de un hombre y el pasado de una pequeña población mexicana.
Sin lugar en la tierra cuenta la historia del pueblo de San Antonio Millet, ubicado en el estado de Yucatán, en la voz de Mateo Evangelista, quien a través de recuerdos y anécdotas ofrece un desfile de personajes –arquetipos unos e inigualables otros– que forman parte de un pasado que combina lo real y lo fantástico. Es una serie de relatos breves presentados a manera de capítulos que se entrelazan en una estructura lineal y se justifican con un desenlace inesperado.
Los contrastes sociales entre hacendados y peones, la primera proyección cinematográfica, la accidentada aparición de un hippie, la llegada de una bestia de “las amazonas africanas” y la roja sombra del comunismo ligada al sacerdote católico son referencias imborrables, pero tardías para la década de los setenta en este pueblo olvidado por la modernidad y el desarrollo de la época. Mateo es un joven observador, crítico, idealista y romántico que no está dispuesto a desperdiciar los mejores años de su vida en el terruño.
Los relatos orales han trascendido en su concepción de la realidad, trayendo a su mente escenas en las que se imagina protagonista de la Guerra de Castas, sucedida más de un siglo atrás y que, como muchos otros conflictos bélicos de esta región del continente, no tuvo tan buenos resultados. Esta perenne injusticia social le ha impuesto, inconscientemente, el objetivo de hacer algo bueno por su pueblo, aunque también lo ha empujado en busca de nuevos horizontes.
No obstante, después de muchos años, Mateo regresa a San Antonio Millet y se enfrenta a la posibilidad de convertirse en justiciero, tal vez anónimo, al descubrir al responsable de un acto de rapiña que empobreció todavía más a su gente. Con esta historia salpicada de humor y bellas imágenes el lector comprende que la pasividad y el conformismo de un pueblo son las debilidades que aprovechan los vivales –llámense políticos, hacendados o comerciantes– para ejercer su hegemonía.
Estamos ante un libro importante en el mapa literario de la península; un libro que enlaza un hecho histórico y sangriento del siglo XIX con la situación rural del siglo XX, no muy distinta a la del siglo XXI, pero que no pretende educar ni jalar adeptos hacia una ideología política determinada: simplemente ofrece, con magistral destreza literaria, la oportunidad de disfrutar la sensibilidad de un personaje y la memoria colectiva de un pueblo noble.

Felicidades a Iván Espadas por este logro y su versatilidad temática y narrativa. Ojalá que al concluir el compromiso con su actual casa editora, este libro pueda llegar a una mayor cantidad de lectores a través de una edición tangible, accesible y disponible en el mayor número de librerías y bibliotecas. Los autores yucatecos merecemos y demandamos que las instituciones culturales retomen con seriedad su obligación ética de publicar y difundir libros como es debido, independientemente de las plataformas electrónicas.
*Texto leído el 26 de junio de 2015 en el Centro Cultural José Martí, Mérida, Yucatán.