Will Rodríguez: junio 2005

martes, junio 14, 2005

Nueva York

Fue una isla saturada de búfalos, aquel martes; un mar con megalodontes al ataque; fangoso camino entre sol y bosque —ruta principal del alosaurio—, donde los pies del que soñaba, encarrilados hacia la aldea de metal, no avanzaron como el destino del vuelo suicida.

Del juicio

Salió de abajo de la cama y dijo entrégame lo escondido mar adentro de tu boca. Escupí las perlas incrustadas en encías, la sardina ondulante de mi lengua, el salitre aliento del que duerme. Peces voladores brillaban en la noche. Todo lo que puedo darte, dije, pero ella convirtió sus manos en tenazas de crustáceo, abrió mi boca y extrajo un arrecife.

Asesinato de una cebolla

El cocinero partió en dos a la pobre cebolla, pero ésta no sintió pesar; murió conforme porque al ser descuartizada hizo llorar al asesino.